El Valor propio

Nosotros:

Para hacer grandes leyes debes hacerte a tu propio valor, a través de los pensamientos y de las acciones. Si posees valor por ti, eres de decisión, de selección total, de grandes amores para ti mismo. No serás de rencor, ni egoísmo, Jamás nadie en particular es más importante para ti, porque todos son muy importantes al igual que tú.

Luego cuando eres importante para todos, es porque todos son importantes para ti y es allí donde aquellos persiguen tus pasos imitándote en los pasos del valor. Es en el  valor donde habita la humildad, el entendimiento y la comprensión hacia los demás. Allí eres de bondades y de alegrías. Cuando no te valoras, nadie es perfecto para ti, ni tú eres perfecto para nadie y vives de enfrentamientos continuos. Es importante que creas en ti, dándote cuenta quién eres realmente, para que entres en valores propios. Cuando sientes que posees capacidades inmensas de arte, de danza, de filosofía, de literatura, de psicología, de medicina, de sistemas y de todo lo que abarca tu mundo, entras en gran valor por ti. Cada día cuando despiertes y cuando te levantes di: “Yo soy el (la) mejor” y piensa mucho en ti, no en los otros. Piensa en tus necesidades. Tú eres inmensamente grande cuando tomas conciencia y valoras lo que posees en tu cuerpo: cabellos, huesos, órganos, sentidos y cerebro. Piensa y siente que eres la máxima voluntad de Dios en tu mundo, que todo lo que posees es lo más grande que te ha entregado el Universo: tus ojos, tus oídos, tu voz, tu tacto, tus miembros.

Dedica cada mañana, cada noche y cada vez que comas tus alimentos, a ser consciente de las capacidades que posees. Ten conciencia de la acción que harás por el pensamiento grande que posees durante el día, ayudando a los que lo necesiten, dando consejo, ayudando a los animales y a los vegetales. Valora el tiempo, haciéndote a una mente un poco más rápida, donde no este tu pasado, pues al recordarlo, te haces a una mente lenta. Si no eres de mente  rápida, te conviertes en esclavo de ella, adhiriéndote a otras personas que posean una mente un poco más rápida, donde te vuelves inseguro.

Valora quién eres, valora lo que posees, valora lo que tienes, valora el hogar, la familia, los amigos. Valora tus sentidos, valora tu capacidad de observar, tu arte, tus negocios. Valora a Dios, a los ángeles y todo aquello que posees, aún a tus defectos. Cuando entras en valor de los defectos, éstos inmediatamente huyen de tu lado, porque el defecto le teme al valor que posees por ti. Valórate cada día y cada vez que lo recuerdes. Aprende a dar abrazos y ánimos a otras personas y a ti mismo. No te olvides de ti. Habla contigo mismo, tú eres tu mejor amigo, tu mejor hermano, tu mejor padre, tu mejor hijo. Eres lo mejor, eres irrepetible. Cuando eres de valores, te llenas de seguridad y si eres de seguridad, eres de decisiones lógicas, eres selectivo y no te entregarás a nadie que esté por debajo de ti. Te entregarás a ti mismo, aunque lleguen seres más grandes a ti.

Cuando te llenas de valores, adquieres por las lecciones de tu propia vida y por las pruebas, la VIRTUD. Por la virtud, lanzas a los lados todos los obstáculos que se te presenten, porque te consideras más importante que los demás, sin ser arrogante. Atraes seres iguales, ayudaras a los demás y eres de altos compromisos, donde diluirás los defectos poco a poco. Cuando crees en ti mismo y eres virtuoso, inicias un recogimiento donde entiendes a todas aquellas personas que están a tu lado y que se han disfrazado de hijos, esposo(a), padres, afectos, hermanos, amigos o asociados. ¡Llénate de valor amigo mío!