Un verdadero viaje astral es cuando tu mismo sales con tu espíritu a visitar las colonias de otros espacios y tiempos, de una manera consciente o semi-inconsciente. Quiero indicarte como te puedes entrenar para que lo hagas por sí mismo. Es muy fácil.
Acuéstate en tu cama, cierra tus ojos, transfórmate en una cámara, elévate y mira tu cuerpo acostado. Recorre tu habitación, visualizando todos sus lugares sin perder la ubicación de tu cuerpo acostado.
Siendo esa cámara, sal de tu habitación y recorre toda tu casa, teniendo en cuenta tu habitación y tu cuerpo en la cama. Regresa a tu habitación. Sal de nuevo, recorre tu casa, luego, aléjate de ella. Mira los alrededores teniendo en cuenta la ubicación de la casa y en ella, la habitación y tu cuerpo en la cama.
Regresa a tu casa, entra a la habitación y aposéntate de nuevo en tu cuerpo. Ese pequeño ejercicio te dará el inicio de la costumbre para realizar, por ti mismo, los primeros viajes astrales.
Cuando vayas a dormir en la noche, vuelve a imaginar lo mismo, ordenando que vas a salir de tu cuerpo a visitar tu hogar y sus entornos. Tu espíritu estará atento a la profundidad de tu sueño para ir a su primer paseo por tu propia autoridad.
Luego entrénate con tu cámara para visitar tu ciudad, sus alrededores, tu país, las montañas, los océanos, el mundo, su atmósfera, la luna, el sol, el cielo y sus estrellas, los espacios lejanos con sus habitantes y los otros tiempos.
Sentirás una especie de éxtasis cuando salgas, una muy agradable sensación al sentir que levitas, un poder mágico viendo que puedes volar, una felicidad enorme al estar en lugares muy distantes de tu casa, una dicha maravillosa al vivir otras dimensiones y conocer seres de altas inteligencias y un fabuloso gozo al sentir la gracia de Dios en ti.
Inténtalo. Tu puedes.