El Alma y la mente inconsciente

Nosotros:

Son dos estados que guardan memorias. El Alma las tiene impresas por reflejo, o sea, de las actuaciones y resultados del hacer por el camino de la vida ó actuaciones de su dueño y que son necesarias sacar por métodos de meditación, ó por el desarrollo del crecimiento del ser, ó por ayudas cósmicas de Angeles. El Alma es una bolsa que llevamos a cuesta con una carga liviana o pesada de karmas en su interior. Es la causante de que en algún momento despertemos y lancemos su contenido fuera de ella, cómo se sacan las piedras de un saco, dejando a este totalmente liviano. Todos los actos guardado en el Alma se convierten en leyes.

La Mente Inconsciente  guarda memorias que se convierten en procesos de actuaciones. Es nuestro Software que, en sus gigas, tiene grabados todos los actos de nuestra vida y las anteriores. Actos que individualmente o en conjuntos, nos llenan de la energía comprimida que desembocan en el miedo y conforman los traumas, fobias, resentimientos, temores, ansiedades, soledades, tristezas y otros que afectan la seguridad pensante y derivan en resentimientos, mentiras, envidias, el mal actuar, fracasos, etc...que conllevan a su poseedor al denominado estado de la colectividad, donde viven las posesiones, la esclavitud, la decidía y el enfrentamiento por ambición o por el mal poder. De los procesos que se derivan y sus resultados, por despierte o por intransigencia, se producen los reflejos o huellas de ellos en el Alma. Cuando la mente inconsciente permanece dormida ante su tenedor, la colectividad es la base de todo lo que se vive. Se dependerá siempre de otros que también tienen procesos activos negativos. De ellos se alimenta el Karma.

En la Mente Inconsciente también viven memorias de alegría, triunfos, realizaciones, el amor familiar y otros paralelos que entregan los procesos para una vida de bienestar, calma, emprendimiento y constante renovación, crecimiento, el entendimiento hacia el mundo y sus sociedades, el servicio por elección y la independencia que conllevan al estado de la Individualidad, donde no se decide por mentes posesivas, sino por él Sí Mismo. Estos procesos conllevan a la ley del merecimiento, una vida de buen camino con hermosas satisfacciones, grandes actos y el reflejo del arte como principio inconsciente de una existencia esplendorosa, además del despertar de los sentidos internos. De ella se alimenta el Dharma.

Cabe anotar que los procesos negativos que emergen de la mente inconsciente conducen a los recuerdos de lo que no se hizo o a los momentos inconclusos que alimentan el resentimiento, situando al Ser con su vida, en el tiempo pasado. La inseguridad con sus dudas a bordo siempre será su mejor compañía.

El cambio de actuación por nuevos planes y el borrón y cuenta nueva, le darán un toque muy especial a la campana interna para iniciar novedosos procesos que hacen que el ser se reconforte y se convierta, primero en su amo y luego en el gran atleta de su propio camino. 

La Mente inconsciente es el computador de nuestra sala de mandos. El Alma es la bodega de los actos reflejo de la vida. Allí se guardan las leyes del destino.

Raúl Yepes.